domingo, julio 15, 2007

La piel desde adentro.

Me duchaba hace tres mañanas atrás, y me asaltó (desafiante y violentamente como lo hacían aquellas, mis más tiernas y primeras calenturas adolescentes) el ansia de saber cómo se sentirá la piel de Ustedes desde adentro...
La placentera tirantez por la presión de la sangre que bulle y se encauza a ciegas a través de las paredes de las venas hasta esculpir esa erección que afiebra los muslos.
El pecho expandido rasguñando el aire.
La bestial fijación en el otro cuerpo de una mente avasallada por lo imperante de satisfacer el deseo.
El destilado sudor de tosco perfume.
La dotación natural de fortaleza de la carne y los huesos potenciada por la excitación.
La ceguera de la razón que los sumerge entre esas piernas que separan amorosa y desesperadamente buscando perder el sentido cuando en realidad se siente como nunca.
El tiempo interno que pierde la mesura donde se impone la rudeza de la penetración.
El peso del cuerpo que se concentra en el duro ritmo de las caderas.
La garganta enronquecida y seca atravesada por gemidos.
La mirada fija enfrentada a la tibia inmensidad que aguarda el sacrificio de la rendición...
El brotar pleno de la esencia.
El escape de la conciencia.
Agudizadas y refinadas las formas de la percepción para consumar el más animal de los actos.
Más animal que la misma muerte
...conmigo.