martes, mayo 31, 2016


Había muerto mi padre y mi cuerpo lo comprendió aquel día.
Graniza furiosamente en la esquina de nuestra casa. Tras el vidrio del almacén nos ofrecen refugio, nos negamos a dejar de ver aquello.

Confundo todavía la violencia de la piedra que destrozó esos parabrisas que no me importaron jamás con la mansedumbre de la nieve que se posó en mis manos tiempo después. Ambas me trajeron a mi padre y su vida trunca: Una con la crudeza del despertar en llanto, la otra con una belleza que no conoció jamás.









lunes, julio 13, 2009

extracto

*necesitas otro amor
*ya tenes
*muchos
*hay en vo
*amor

lunes, mayo 18, 2009

.rapto de amante redentora.

lunes, abril 20, 2009

la desnuda

Surge inexorable la figura del mendigo
horadando lo extinto en busca de poesía
pero no mendiga quien ya no pide nada
sólo busca un rincón, meado y sucio
y se sienta
ya sin hogar, pero con tiempo.

martes, marzo 17, 2009

porno para entendidos

"...y siento ganas de correr hacia la calle y arrancarme la ropa, arañarme los pechos y gritar, dormir en la medianoche del pavimento frío, desnuda y acurrucada..."

lunes, marzo 09, 2009

como en la desnudez
descubrirse pasajera

el porno triste

de porno triste este corso despintado
alguien paga el pato, no podía fallar
servidos quedaron los días de ausencia
floreciendo ajenos en algún colchón
casi deja verse la escena inexorable
regresan desde el humo contra su razón

miércoles, octubre 22, 2008

telarañas


parece la costa - le decía
a la ruta soleada
paralela a los árboles
y a los trenes
al polvo bautizado
de prócer
de las calles interiores

huir (era dulce)
de la luz
huir a la noche
más próxima

abrir en cualquier página
con suerte de novato
los ojos permitirse
cada tanto brevemente
un exceso memorable

jueves, octubre 09, 2008

Tres: - Piano





Uno: - Llegué tarde a mi propia urgencia
de besos a lo último.

Cero: - Tengo que ingeniármelas
como bajo la bota del milico
para decir: siento

Ahora: - Quemo un pucho sobre la ropa
me tiro otro café al abismo

Veinti: - Cuatro películas de tren

Veinticinco: - Un guachín
da la manito suave
fotocopia un corazón
lo reparte
me dejo afanar
y le sonrío

Veintidos: - Banda de sonido

Veintitres:- Leo de breve felicidad
sobre una pareja tan propia
donde discuten y la mina
amanece enferma de muerte
Y cómo terminará
pero fué en Montevideo

Siete: - Naranjo en Flor está de moda
reservo la réplica

Nueve: - Me siento un souvenir
en la repisita de lo trunco

Dos: - En la mejilla, por favor.

Cuatro: - Abuso de la timidez

Cinco/Diez: - Redibujando el vidrio

Ocho: - El sake es japonés

Doce: - Sostengo la defensa de
la belleza sanitaria

Once: - Pienso: la próxima
no te salvás
y no me la creo ni pensada

Seis: - Vengo baqueta de vida
tan pequeña es

Trece: - La Cámara Manda
mi Estado, mi Sistema,
mi Rebelión fracasa
y me cagaron a palos

Catorxe: - No existen los ex adictos

Quince: - Uno:

Dieciséis: - Ya es mucho

Diecisiete: - Compruebo que no soy la falla

Dieciocho: - Hubo un poco de violencia
en aquello
y el resto?

Diecinueve: - Se bifurcan
en metáfora no apta

Veinte: - El olvido
de la precaución
suele ser
tan dulce

Veintiuno: - Piropo
gracias

Ocho y medio: - Del lado de
Los Dalton
que son cuatro
pero para ser hermanos
a mi cabeza le bastó
que fueran dos

lunes, septiembre 08, 2008

.Mantenga la calma. Una actitud de aparente indiferencia suele ser muy efectiva.
.No sucumba a la tentación de responder con gritos, golpes o rotura de vidrios a las once de la noche en un edificio de departamentos.
.No escuche, piense en otra cosa mientras oye provocaciones.
.No levante la mirada del suelo. Los ojos suelen ser delatores.
.Procure, por todos los medios no violentos, escapar.
.No desaproveche ninguna oportunidad que se le presente. Puede que no haya otras. Una puerta no se abrirá dos veces.
.No deje de andar, manténgase en marcha.
.No atienda a los cambios de actitud. Piense en lo que originó la situación y sabrá que no hay cambio posible.
.Tome el medio de transporte más cercano. Aunque no lo lleve de regreso. Lo importante es alejarse.
.No mire hacia atrás. Puede convertirse en estatua de sal.
.Apénese en silencio. No descubra su pena. Los demás no alcanzan a entender lo que está fuera de sus zapatos. Usted tampoco se encuentra en condiciones de comprender nada lo suficientemente bien como para explicarlo.
.No busque ayuda. La desesperación tiene patas cortas y apesta como carne podrida.
.Fume mucho. Autodestrúyase levemente sólo para sentir el placer de estar haciéndolo.
.Emborráchese. Mezcle. Gaste su dinero en vómitos de arrepentimiento, resacas dañinas y ácidos estados de idiotez.
.Llore, fuércese a hacerlo. Piense en su padre muerto, en su soledad sin remedio, en su desdichada suerte. Erija una estatua a esta convicción de infortunio, adórela, escúpala, córtele la cabeza.
.Ya habrá pasado un buen tiempo. Una vez que no sepa qué más hacer, laméntese. Trate de volver el tiempo atrás. Al no lograrlo, como es sabido, regrese a uno de los estadíos anteriores. El que considere como el peor, por supuesto.
.Pase los días como cíclicos.
.Jure no volver a enamorarse.
.Busque enamorarse. Al ver que su capacidad de sentir se ha cauterizado, sufra. Rompa el corazón de alguien. Si no es Usted, alguien lo hará.
.Destruya todo a su paso. Sea impiadoso. Vuélvase implacable.
.Calle por un largo tiempo.
.Calle para siempre.
.Muera un poco.
.Mastúrbese con frustración.
.Lea, aprenda. No deje que su mente sea avasallada.
.Despierte.
.Vuelva a atender el teléfono.
.Escriba cartas. Conozca a los recién nacidos hijos de sus amigos.
.Renuncie a la posibilidad de un embarazo.
.Séquese. Rebrote maliciosamente como lo hacen los demás seres, bajo la mentira de la primavera.
.No olvide dar cuerda al reloj.

Habrá aprendido a estar solo.


varios dias tuve
un tajo en el labio
que ante la mueca
o la sonrisa
se abría inclemente
punzando el nervio

el cuerpo se cura
renace la carne
el frío persiste
acecha la boca
yo sigo sólo
porque no sé
qué vendrá.

domingo, septiembre 07, 2008

el tango que es otra cosa

de la mina cruel de tapado de armiño
que no me vengan con ésa
algún que otro hábil poeta
con paciencia y con saliva
mecha en la carne del tango
el drama del individualismo
tan moderno
sociológico
en su métrica
dos por cuatro

no caben
dos
uno y uno
o uno solo
uno o solo




me parece bien





llorarte







como en la muerte








pero sin muerte









en el sinfín












de la incertidumbre

retomando, se llama ésto

siempre me da por ir a llorarle en el pecho
:
y no se puede

igual me divertí

hubo un tipo en mí
por un tiempo


no es su culpa
si lo amé


la cobardía de borrarme de su vida
traicionó su buen recuerdo

(debe ser celosa
y le prohíbe
lo que yo jamás)

igual me divertí
se derrumba tu altar
de latitas y rosarios


ahora, para mí, te desafina la guitarrita

viernes, agosto 15, 2008



Se podría decir que he cosechado
unos cuantos bellos secretos.











¿Qué se hace con aquella primorosa lencería

en esta nueva soledad
que brilla ilusa
como el asfalto en febrero?






espejismo, quise decir






jueves, agosto 14, 2008

A Los Doce

se pregunta
cómo no amar

lunes, agosto 11, 2008

Se lava el breve pero recurrente desengaño bajo la pequeñez de las aguas. Como el sonar insufrible del despertador: el golpe de la mano en la mejilla, salir, transitar, escapar un poco apenas.

El túnel...inusualmente lleno, espeso, atestado, sofocante, inevitable. La idiotez destila su esplendor. Preferible no creer, pero todo confabula en ocasiones.

Life Is a Miracle. In the beggining, lamento. Vasja, Fuck You.

miércoles, julio 02, 2008

es tan posible vivir engañado
tan vulgarmente posible

martes, julio 01, 2008

corrí por el pasillo
de cemento: todo
(menos el cielo)

y era enorme
enorme

bajo el sol berrear bajo el sol
ya en el patio
delantero de casa
viendo la espuma
del agua oxigenada
en las rodillas

o mertiolate
bellamente
mal escrito
pero ardía
cómo me ardía la niñez

y ése es el primer recuerdo
de mi abuela
a mi abuela

Manuela
que mi madre perdonó

no me imaginaba lejos
de niña
soy una mujer lejana
ahora
de aquel pasillo
empequeñecido

unos mantelitos con frutas
me mandó de regalo

cuándo me tocará
despedirme de verdad?
nunca
ojalá
o pronto





miércoles, junio 11, 2008

la muerte de un amante
se me figura
en la fantasía


si viera el
-cerrado por duelo-
en la vidriera


qué vestiduras
me desgarraría?


riguroso luto desnudo
la piel misma será


un fantasma entre
la viuda y los deudos
y no es el muerto


no le temo a la ausencia
si nunca estará conmigo

me horroriza el no-adios

el último no-beso
la póstuma no-mirada
y tantos pendientes

vueltos imposibles


lunes, junio 09, 2008

y no duermo, no duermo
me quedo
lavo y cuelgo
frente a los
cuadrados vidrios
entre la tierra
los pelos
las sábanas
los discursos
las velas de ayer...
del apagón secreto
que me mandó a dormir:

ahora que lo pienso,
qué hija de puta
la oscuridad
que se dice mi amiga


me copio, sí
camaleón cameo
camafeo
femenina verba

y se me brindan
ante la semiótica moderna
del pernoctar
su desnudez
sus heridas

su asombro

a veces quiero creer
que deconstruir el universo
nos hará inseparables

como dar vuelta la tierra
para sembrar


domingo, mayo 25, 2008

Palos.

Soy hincha de Boca (secretamente)

Por ése su delicado hilo
que pende
entre

el machismo y la galantería

libros que guarda la memoria
sus noches mareadas de vida
y su Amor
a otra.


lunes, mayo 19, 2008

jueves, mayo 01, 2008

lunes, abril 14, 2008

avestrú, mei-chi y un tender en el ojal

Avestrú despertó con la cabezota en el hoyo, el hoyo despertó en la tierra.
Sentía el piecito de Mei-Chi pateándole la cola y desarreglándole el plumaje.
Se quejó sin salirse y prefirió seguir inmutable hasta que la vocecita de Mei lo tentó:

- ¿No vas a salir?
- No sé - le respondió mañereando desde abajo, y Mei supo que no era un no. Se fue, de todos modos.

Al día siguiente, Mei-Chi regresó con un ramito de jazmines, pero Avestrú se quejó del perfume, pese a que no lo sentía desde el fondo del hoyo.
Mei Buscó media sandía hueca y dentro le trajo agua brillante del bebedero del parque para colocar en él las flores y que no se marchitaran ante semejante rechazo.
Las flores, que son señoritas muy orgullosas, permanecieron firmes ante semejante descortesía. Avestrú las oyó chusmear sobre él al atardecer, antes de que se durmieran entre risitas.

Sol Estival giró sobre todos una vez más, y ante los ruegos de Mei-Chi calentó la cola de Avestrú hasta que le ardiera, pero éste aplastó con su cola a las flores chusmetas en la sandía con agua brillante y se enfrió, para poder seguir durmiendo.
Mei se enojó y no regresó por unos días.

Anocheció tres veces, y en la cuarta, Avestrú sacó la cabeza, se sacudió, miró hacia todos lados para cerciorarse de que nadie anduviera cerca y le preguntó a Luna Creciente, su única amiga y confesora, si había visto alguna vez a Mei-Chi.

- Claro que la ví, tonto. Siempre me invoca en nombre de sus lágrimas.
- ¿Y cómo son sus lágrimas? - preguntó curioso Avestrú.
- Son como pompas de jabón.

Avestrú se marchó confundido e intrigado.

Esa noche no metió la cabezota en el hoyo.
Fue hasta el borde del arroyito y gracias a la amable colaboración de diecisiete estrellas recolectó las piedras más pequeñas y que reflejaban mejor la luz, cargándolas de a una en el pico hasta dejarlas junto a su hoyo en la tierra.
Fue y volvió todas las veces que consideró necesario, hasta que la cantidad fue suficiente.
Se dispuso a trabajar, pero Sol Estival despertó a Mei-Chi muy temprano, y al ver asomar la sombrilla roja que la cubría en el horizonte, Avestrú regresó de cabeza al hoyo y ocultó las piedritas bajo el ala...

jueves, abril 03, 2008

la prensa rotativa del corazón

las plantas

en el
círculo
donde
impera el capricho
del niño rey idiota
extorsivo
digitador
víctima
necio
obseso
apañado, siempre
[ spoiled ]
odiador
impotente
la conveniente incomodidad de la desdicha
no es impunidad
comerse la calle
de día
de frente
a pelo

cura
no sé si quisiera
ser madre
(tal vez sea tarde)







miércoles, abril 02, 2008

¿quién sería si fuera el que decía?
récord diario de cigarrillos.
comprar para la alacena, dormir placenteramente bajo el acecho de la pesadilla.
mate, cocinar, todo busca su lugar y lo halla.
liviana.
por treinta minutos de viaje resulta bastante barato, al fin y al...
fin.
todo me espera todavía.

martes, marzo 11, 2008

Lectores

Y resulta que ahora tengo lectores. Ojos maliciosos que apenas unen una letra a la otra; el resto lo pegan con el engrudo maloliente de la ignorancia, con plastas de morbo y malintención, con la soberbia del necio.
Yo sólo sigo aquí. Y todavía no me vieron. Soy casi más evidente que ese dios al que sobornan.

jueves, enero 17, 2008

Se vuelve.

Lo oigo decir, y decir, y decir. No me oye, y si lo hace, abstrae de mis palabras, deforma y reformula erradamente, adrede. Me voy, y no puedo, me lo impide con la palma de la mano abierta sobre el cuello. Forcejea y elijo quedarme inmóvil, furiosa, para no completar el espectáculo. Finalmente vuelve sobre sus pasos, como si de ese modo me echara y tuviera la razón. Comienzo a caminar.

Me voy con miedo. Odio tener miedo. El odio al miedo me enoja. Camino buscando la oscuridad, con temor de mirar atrás y verlo persiguéndome. No miro ni siquiera para cruzar las calles, sólo camino y siento que mi rostro es una lápida lisa. Los que me cruzan lo ven. El estómago se vuelve contra mí, o contra sí mismo. No me deja en paz.

Llego a la parada. -Ahí viene- dicen las dos viejas. Subo, boleto, me siento, me mareo. Cierro los ojos, los abro, deslizo el vidrio de la ventanilla y me da frío, tengo los sesos revueltos.

El asiento de atrás se carga de pronto con cuatro que ya huelen a vino cuando recién dejaron de oler a mierda de sus pañales. Escupen canciones estúpidas de cancha, con tono arrastrado, aprendices de la imbecilidad, arrasados de lo que les vendieron como hombría. Abren la boca y lo rancio se potencia cuando el olor ambienta el fumo porro, tomo vino y cocaína y me trae a la nariz y a la boca eso que ya sentí: el asco.

Vomito, con la cabeza colgando fuera de la ventanilla. Nadie lo nota.









martes, enero 15, 2008

jueves, enero 03, 2008

mostra

la monstruosa melange de tetas
el collage de culitos
y pies y ojos y dedos
las uñas amontonadas
las tetas enormes y redondas
cosidas y pegadas con saliva
mas tetas de las chiquitas
y conchitas primorosas
piernitas adorables
ni un pelito, ni un gramito
dientes de campeonato
es de lo mas horrible
pesadillescas nenas
que se unen siamesas
por la lengua, por los codos
los riñones
por la delicada tripa
hasta eso tienen de hermoso
y me asombra
me hace sombra
su belleza hija de puta
su candor maloliente
la impiedad que rozan
en los labios del hombre
el aceitoso ardor rancio
que arranca letras de oro
donde hubo pija y sudor
y el amor me lo doy por culo

si total
suficiente
jamas

miércoles, enero 02, 2008




es la pena del fruto
uva de carne
en delicia revienta

viernes, diciembre 14, 2007

Los haikus son construcciones poéticas de diecisiete sílabas, tradicionalmente formadas por tres versos de siete, cinco y siete sílabas respectivamente, que describen en forma breve una escena o emoción. Con sólo tres versos y a través de la observación, los poetas del haiku han sabido expresar su relación con la realidad transmutándola en imágenes. Son composiciones precisas, misteriosas e intensas.



martes, diciembre 11, 2007

absurda tierna oniria de mi madre

Noche que se corta en la luz
de mi cuarto se oye
el quejido ahogado
sueña mi madre
con mi niñez
con mi padre


* ************************sus puños defendiéndose
* ********************************** * * * * * * * * * * *al aire
*** ******************************** * *de risibles pesadillas
******** ********************** * * *soledades inexorables
*********** * *************** * *absurda tierna oniria
*********************** * *de su mente de niña
********** * ********** * * * * *Mi madre niña

y yo que la amo
no puedo decirle
de tanto que tengo
ahora que ya no soy pobre

Mi padre que la duerme
con un beso
me deja irme con
algún circo
como siempre lo hizo

mi padre me hizo libre
mi madre me hizo mujer

me hicieron amor siendo amor

Cirujear

algo hay que dejo todo.

Se cierne. Me penetra, me rodea, me cubre, me envuelve, me posee, me colma.
La letra de Un Medio Ciego que se mira al espejo con el ojo malo.

Cirujeo un hogar completo, con sus sillitas rotosas de primor, con sus muebles únicos rendidos a la polilla, con sus tacitas todas diferentes, con su cama...
No. La cama ya la tenemos.

Y la calle me provee de todo. Tengo ahora un living de tres o cuatro cómodos asientos, con el baño a unos metros, la heladera un poco más lejos, dependiendo de la hora. Puede llover y todo.




Mi vida viaja a mis espaldas: bombachitas, necesér.
Busco una casa vacía donde volver. Que tenga luz y un número en el teléfono, agua en las cañerías y gas para el frío del agua y del aire
aunque ya nunca más el frío.

martes, diciembre 04, 2007

athorino

pude ver que está en todas las letras.
en las coloridas, de los volantes.
en las descoloridas
en los carteles sucios y oxidados.
en las tarjetas de corazoncitos
-en las de telo-
en las pintadas al aerosol.
en los errores de ortografía también vive la literatura.
en su libertad.
por leerlo todo.
por eso lo admiro.

(me dijo una noche)
(-citando al General Juan Domingo Perón-)
(que cree más en el amor)
(que baja de la admiración)
(que)
(en el que sube desde la amistad)


miércoles, noviembre 21, 2007

madame

Paso y me veo bajo las ruedas filosas, confundida, agonizante, huelo mi propia sangre, oigo las sirenas, me pesan las miradas de los morbosos, el reflector me ciega y algo me impide cerrar los ojos, y me arden y se me pega la mugre que flota en el aire, me hablan, me gritan y no respondo: es porque me callo y nada más.

El desmembramiento se siente, a pesar de que los trozos están lejos.
Se deleitan algunos.
Trabajan en mí, cómo pueden trabajar de eso en mí.
Cómo pueden no sentir la repulsión de rigor.

(Pediría un cigarrillo, pero tengo que cantar)

jueves, noviembre 01, 2007

fauno patrio y peronista

Patrio y Peronista lo vi, en la chatura de bidimensión
pese a lo cual
escapa bestial
y
desgarra la raja línea virginal de la imagen. Fauno
que me está buscando a mí,
la puta niña que le sonríe del revés
de gemido abierto de piernas,
candente
rosa entre los dedos viscosa
perfumada
de sales y de hambrunas
la que no escapa
y el animal
llega, arrasa con los cristales
intactos
hasta lo alto de la niña puta
que ya no sonríe
que aún mejor
ante los ojos negros del fauno
(negros de café, supe después)
oscila da vueltas flota nada suspendida vuela
en la blanca memoria
del acabe.

martes, octubre 30, 2007

jabón

Ropa que flota y corta el fondo azulmarino, la tanda roja reluce en prolijamente acomodadas perchas, perfectamente espaciadas a ojo, perfumada y húmeda baila silenciosa y callada con la invisibilidad del viento que cabecea y la enamora. La luz real y natural vendrá a robarse el cortejo en cinco horas.

domingo, octubre 28, 2007

un país

Una tierra inventada y descubierta al mismo tiempo. Un nombre absurdo. La otra noche anduve por ahí, con luna llena y todo.

miércoles, octubre 10, 2007

sobrefragmento



[...] "...Y claro, todo esto cansa. Todo esto me hizo sentir la encargada de cargar sobre los hombros el peso de los culos de todas las que te cojés, cosa que no me corresponde en absoluto. Por eso comencé, inconscientemente en principio y totalmente adrede después, a hacértelo notar. De todos modos supongo que te halagaba de una retorcida manera, o te divertía de algún modo enfermo.

Bueno, eso se te acabó. Ya te lo dije, te lo reitero, recordalo, se te acabó. Conmigo se te acabó. Sé perfectamente que no te preocupa. No te faltará compañía de la más variada, condición cuasi envidiable la tuya, de no ser por lo hipócrita de tu comportamiento, condenando el machismo por un lado y, por otro, considerando con tus actitudes hacia todas las mujeres que te rondan como una mierda, como un hueco donde depositar tus miserias y sentirte un poco hombre, como un culo donde bombear tus contradicciones irresolutas..."

viernes, octubre 05, 2007

lutos


En noches como ésta, ante el advenimiento de una tormenta, de la intensidad que fuere, mi viejo siempre desenchufaba todo. El microondas, el televisor del comedor, las dos heladeras, el radio reloj, la antena de tv cable, la línea telefónica, el lavarropas. También se encargaba de colarse sigilosamente en mi cuarto para apagar y desenchufar mi antigua tele, una de ésas con el exterior de madera y a botonera, frente a la cual me dormía todas y cada una de las noches.
Me toca desenchufar todo eso a mí desde hace un tiempo. Ahora también tenemos freezer, y esta computadora. Tengo los auriculares puestos y ahora mismo temo que un rayo se escurra por los cables y me carbonice. Me divierte un poco fantasear con la idea. Igual tecleo.


Inminente, esta lluvia, igual a todas las lluvias negras...y la negrura del patio se ve sesgada brevemente a la luz de las amenazas de diluvio. Pienso en el cementerio donde yace el cuerpo de mi viejo. Pienso en la tumba descuidada, en el nombre mal escrito por algún boludo sobre el bloque de yeso, en el postergado rincón del camposanto que su condición última de jubilado le impuso. Tengo aún el roce frío y áspero del recuerdo de la primera noche después del callado e interminable mediodía de su muerte. El impulso desesperado que tenía por correr atravesando las treinta manzanas del barrio entero y las cinco de la villa que le sigue hasta llegar a la funeraria. Correr desaforada, agotando despiadadamente el aliento, que todos los pibechorro giraran la cabeza desde la vereda de enfrente al verme, y guardando el respeto se dieran cuenta del porqué:

Porque corría a buscar a mi viejo de vuelta de la muerte y a sacarlo de ahí.
A decirle, ya en el camino de regreso, con una mano sobre su hombro:
-dale, no jodas, no seas boludo, ahora no-

Los tres diferentes tonos del desamparo que percibí esa noche tanto por él, como por mi vieja y por mí, no volverán a ser tan tiranos, hasta que sólo quede yo, algún día, a solas, con el desamparo más tirano de todos.

Tres meses después, se me llenaban los ojos de lágrimas en la interminable fila para ginecología del mismo hospital público y lúgubre donde murió. Mi vientre se paralizó en señal de luto, mi útero se aletargó de angustia ante el primer vacío ganado por la muerte.
Me dijo el médico que era normal.

lunes, octubre 01, 2007

No sé cómo no ser implacable.

jueves, septiembre 27, 2007

Libro I

Enhébrese una aguja de tamaño regular, más bien fina, con hilo encerado de longitud suficiente. Tómese el primero de los cuadernillos con sumo cuidado, alineando en paralelo el doblez del papel y el borde de la mesa sobre las guías de paso del hilo.
Con la mano inhábil ábrase por el medio dicho cuadernillo y, con la otra, a la altura de la primera marca guía, atraviésese desde afuera hacia adentro el papel con la aguja enhebrada en el punto justo del doblez, en sentido ascendente y sesgado. Déjense unos centímetros sueltos de hilo en la punta y procédase a la siguiente puntada en sentido contrario, respetando siempre las marcas asignadas en el borde de la mesa. Dependiendo del alto de la página se darán las puntadas necesarias, generalmente seis.
Una vez finalizada la primera vuelta, se encima el siguiente cuadernillo y se reitera la operación, reparando en que deben lazarse dos de las puntadas con las vueltas de hilo visibles en el canto del cuadernillo para lograr firmeza en la sujeción entre un cuadernillo y otro. Al finalizar en el extremo, se realizan tres nudos simples con el tramo de hilo que se dejó suelto en un principio y se retoma la costura del próximo de los cuadernillos, dispuesto de la misma manera que los anteriores, cuidando siempre respetar las marcas y no perder la alineación de los orificios de entrada y salida de las puntadas, ni omitir las lazadas y nudos finales. La costura termina con el ajuste de los hilos por medio de pequeños y delicados tirones y, finalmente, tres fuertes nudos.

domingo, septiembre 23, 2007

Neko San

Me da gusto escribir cartas.
Lo sigo haciendo, aún, de vez en cuando.
Raramente recibo contestación, pero lo hago con agrado.
Soy siempre la primera, la que inicia la comunicación.
Sin embargo, desde hace mucho tiempo no recibo una carta
escrita por alguien que comience el intercambio.
Una carta a la que yo sea quien debe responder.

Pues sí, alguien me recordó al escuchar un disco de Johnny Cash
y se tomó el tiempo para contármelo enviándome unas palabras.
De ese modo me hizo dueña de una canción que le había referido.
Ya no es de Trent Reznor,
porque al oírla por J.R. admitió que dejó de pertenecerle.
Así que, a riesgo de sonar irreverente:
Ahora es mía.

You are someone else
I am still right here.


Ya no soy ese alguien más.
Soy quien siempre sigue aquí, mientras todos eligen pasar.

Siempre estuve de ese lado,
por más que se haya pretendido hacerme creer lo contrario.
Por más que lo haya creído.

El final de la carta llegó coronado con estas palabras de Silvio Rodríguez,
cumplo en citar:

La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a
amores,
ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.

*
Every one I know
goes away in the end.



lunes, septiembre 17, 2007

Para las ánimas.

A las que rondan por aquí, buscando noticias, sepan que me encuentro bien. No son tan especiales sus heridas por lo profundas, no es tan duradero su recuerdo, ni tan benevolente su paso por mi existencia. Que tengan el honor de algunas palabras no las dignifica. Podrán pasar por este lugar cuando gusten, para enterarse de mí. Yo no lo notaré. Ni querré hacerlo. Pero eso sí, jamás se atrevan a dejar de ser ánimas. Ya no hay redención posible.

sábado, septiembre 15, 2007

La Ridícula

Se compra un par de zapatos rojos con sus últimos centavos. Se pinta primorosamente las uñas de las manos y de los pies. Endulza su piel con aromas de durazno y perfume de magnolias. Carga en su bolso los palillos de batería, los cosméticos, el paraguas de la China y los zapatitos nuevos, cosa de sacarse las botitas acordonadas también rojas, y ponérselos en algún baño público antes de la cita. Viaja hasta La Boca, el barrio le gusta, toma la clase y mientras aprende el toque del redoblante piensa en que la noche es buena y terminará siendo aún mejor, por fin, luego de tanta derrota. Espera el momento de oír sonar el telefonito ése, para esperar que él la pase a buscar, para que la bese de imprevisto, para deleitarse viendo cómo él se las arregla para que ese beso nunca deje de ser de imprevisto, para que la lleve a ese telo que entre los dos eligieron por internet pasándose links, y que se quiten la ropa desesperadamente, que se hagan el amor, que se cojan, que se rían, que se cuenten sus días desde el último, que sostengan esos bellísimos duelos dialécticos colmados de amabilidades y mutuos elogios, que tejan esas afinidades que la enriquecen. Mete la mano en el bolso, pensando en dónde cambiarse los zapatos.
Un Mensaje Nuevo, avisa el telefonito:

-Perdón. No puedo.

Y La Boca de pronto se la devora, resbala en su garganta oscura y maloliente, las calles se hacen hostiles, el frío recrudece, la llovizna deja de brillar y ahora es vidrio en polvo que se le mete en los ojos. El monedero queda vacío y la lleva en colectivo a los brazos de otro, que la recibe con bondad y generosamente, si bien insiste hasta la exasperación en sacarle la ropa, si bien se la coje sin piedad, comiéndose con la mano el manjar que alguien más dejó enfriar en la mesa.
Y duerme desnuda en el abrazo equivocado. Una vez más, Ridícula.

viernes, septiembre 14, 2007

Viernes.

Entre mis brazos, mis piernas, mis manos, mis labios y mis cabellos.
De 22 a 3.

lunes, septiembre 10, 2007

Hembra.

Al verlo venir a lo lejos, sabiendo que el destino, la suerte, la casualidad o la justicia vinieron esa tarde a favorecerla, disfrutó de la calma gélida de la espera hasta tenerlo enfrente y, sin mediar palabra, le hizo estallar en la cara un golpe seco con el revés de la mano. Los nudillos inmediatamente se le abrieron en herida. Se miró entonces el dorso, reventándole en sangre, y levantó la vista hacia esa mejilla que ardía bajo los ojos que nada comprendían aún. Semejante emoción le ensanchaba el tórax, y al afirmarse sobre los pies comenzaba a sentir cómo lo alto de la espalda se le arqueaba, los brazos se separaban del cuerpo, los dedos de las manos se extendían y las fosas nasales se abrían, todo su cuerpo esperando, en franco desafío. La animalidad, así, tallaba en ella su obra más salvaje, una hermosa y digna hija finamente pulida a fuerza de exasperada paciencia nacía ahí, en medio de esa plaza, frente a la estación, entre la multitud.

Los había empezado a rodear la gente, silenciosamente.

El último atisbo de razón para evitar retornarle el golpe al que él debió recurrir fue un insulto crudo y pretencioso, por lo humillante, hacia su condición de mujer, que sólo consiguió dibujar en ella una sonriente mueca desquiciada y le dilató las pupilas colmándola de impiedad. Ese improperio se volvió el permiso para arremeter con todo el peso del cuerpo concentrado en la diestra, abiertamente, contra el pecho y voltearle la espalda sobre la tierra. Con la dignidad revolcada, luego de saltar inmediatamente para levantarse, él le hincó un apretón en el brazo y le susurró furioso entre dientes una última advertencia; apretón del cual ella se liberó tras varias sacudidas, hasta que en la última quiso arrojarle un nuevo revés que resultó errado e inexperto y permitió así que él le atajara la muñeca izquierda con una mano y la hiciera girar de un tirón para enfrentarla con el cachetazo que traía cortando el aire en la otra. Cuatro dedos llenos de tierra se le marcaron en el rostro, y otros cinco alrededor de la muñeca. Se restregó con dolor el revés de la mano lastimada.

Con los ojos cerrados se quedó procurándose aire por un brevísimo instante, los abrió agudamente clavados en los de él, elevando una ceja para hacerle saber que no fue suficiente, y se le rió resoplando por la nariz. Con un segundo insulto él acabó de darle su bendición para que ella se decidiera a propinarle el primer puñetazo de su vida, coronándolo así con el honor de encabezar la lista de los tantos merecedores. Todo quedó claro. El próximo golpe tenía destinataria y no vendría suavizado por falsas convenciones de inferioridad, sino que atropellaría estricto contra la mandíbula aunque, para sorpresa de ambos, no lograría tumbarla.

Ahora eran iguales.

Algunos amagaron a meterse, pero no tardaron mucho en darse cuenta de que esto era cosa de dos. Otros ni siquiera quisieron seguir observándolos, presenciar semejante contienda sería profanarla.

Desde lo bajo de la mirada, entre el mareo, sintió la sangre con su sabor metálico en la lengua. Se manchó los dedos de ese bermellón incitante al rozar los labios entreabiertos buscando tantear la herida. Al verla, él temió haberse equivocado y consideró el acercarse. Ella le cae con la frente sobre la nariz y rechaza así el último dejo de tolerancia. No la necesita, no la quiere. Se regocija con las gotas que ve correrle por el mentón, hilos de las venas que se desgarran y lo enfierecen.

Descarga pesadamente y libre de remordimientos el puño contra la sien de esta mujer que sostiene implacable la arremetida, y no duda. No está en ventaja. Sabe que ella no se valdrá de ardid alguno. No habrá lágrimas ni quejidos. No va a intentar escapar, pues esto es lo que buscaba. La ve caer una vez más y recuperarse del desconcierto del golpe frente a sus pies. Erguida nuevamente, acude a su cuerpo íntegro y se arroja sobre él. Se confunden en manotazos, los arañones de ella se le marcan en el cuello, él la doblega y, dejándola boca arriba, la apresa con su peso. Ella respira agitadamente, atrapada, buscando un instante para reponerse y aborrece el enfrentamiento con sus ojos. Flexiona, tras un grito ronco, una rodilla, y lo descoloca por fin. Se arrastra en cuatro patas hasta alejarse, mientras él se dobla de dolor a un costado. Trabajosamente se yergue, perdida por completo la compostura, y observa el gesto de él. Piensa en correr, pero no tolera la duda de saber cómo será. Quién terminará con quién.

Apena la estampa, mezcla de sudor, sangre, tierra, lágrimas. Los cabellos enmarañados, la mano herida, las uñas renegridas, los labios entreabiertos dejando ver más sangre desbordando una de las comisuras. El se repone y se sienta en el suelo. Llora callado. La mira desde abajo, ella se arrodilla a su lado y le acaricia el pelo, como solía hacer al besarlo, transitando con la punta de los dedos el recorrido desde el arco de las cejas, el contorno de los ojos, las mejillas, el filo de la mandíbula, el mentón, los labios…le imprime un beso enrojecido de sangre en la frente y se endereza. Se marcha lentamente, avergonzada, hasta que en la otra esquina, un niño de ropas sucias y rotas que corría detrás la alcanza y le deja entre las manos un ramito de fresias:

- Se lo manda el señor ése.

jueves, septiembre 06, 2007

Un hombre que se ha ido y éste que recién se hace niño son dos que jamás se habrán conocido, y tanto los une. Recuerdo a Hugo mientras me cuentan de Nicolás. Me escapo, corro bajo el ala de estas palabras, con los ojos vidriosos. Mi madre queda en la cocina, con una sonrisa. Mejor así. Lo demás, me lo cargo al lomo yo.

Crimen y Castigo II

Tengo que abrir la puerta y ver, sobre la mesa, una esquela. "Mi amor" "La pasé muy bien" "Me haces feliz". Tengo que recordar lo que no llego a ser, lo que no sé que tengo, lo que no sé qué me falta.
Y qué mierda tengo que hacer, incendiarlo todo, destrozar hasta lo mínimo. Tengo que cerrar la puerta y seguir camino, tengo que no llorar en un furgón donde un infeliz se me queda mirando, esperando algo que no tengo ni quiero darle, algo que nadie tiene, algo que nadie tiene que darme ni me da, algo que tengo y se me está secando, donde tengo que esquivar las miradas trabajosa y fatigadamente.
Y tengo que llegar y antes tengo que atravesar la vereda entre la gente, tengo que saludar, tengo que sonreír, tengo que olvidar que mañana no tengo que hacer nada, aunque sí tenía, pero siempre tiene algo suyo que se me atraviesa a mí. Tengo que sacar la voz a través de la garganta, tengo que repetir la belleza de los versos, tengo que colorear el timbre con estas obligaciones muertas que tienen que dejar de agobiarme. Y mi canción sale opaca y muda. Todos aplauden, porque tienen que aplaudir. Yo tengo que irme para volver, luego esperar. No tengo que esperar más.

lunes, septiembre 03, 2007

Lourdes.

Aplicando un gesto vulgar, del mismo modo que se llama a los perros con ese sonido de beso que chirria, oigo que me aluden desde un grupito que se obliga a beber algo que parece vino rebajado, en una esquina de Plaza Miserere. No suelo responder por precaución, pero esta vez lanzo sin dudarlo una mirada dura y firme, haciéndoles ver que nada van a conseguir más que mi desprecio. El semáforo en rojo no me detiene y ya con media calle cruzada escucho a mis espaldas que me piden una moneda. Del grupo de ésos que desprecié recién se desprendió alguien velozmente y ahora me increpa y se torna amenazante. Camina a mi lado sabiendo que tengo en el bolso lo que le interesa robar. Me habla en el argot de la calle. Insiste en pedir, en principio, luego deja ya de ser un pedido. Le respondo de mala manera, con verdadero enojo, que si tuviera alguna moneda no caminaría. Sigue marchando a mi lado al ritmo de mis pasos, me rodea los hombros con un brazo y con los dedos roza mi cuello al tiempo que me habla de saber qué se siente al tener un cuchillo ahí, al ser lastimado, y sabiéndose impune pretende doblegarme en una vereda transitada por gente que prefiere no enterarse de esto que yo ya no puedo eludir.
Como estrategia de defensa oigo atentamente sus palabras, apelo a mi voz de tono más grave, a la palabra cortante, directa y certera, le busco algún giro forzadamente amistoso a mis respuestas sin perder la intención de imponer distancia, pero me sigo negando con firmeza a darle nada. Le advierto que tengo un largo tramo por caminar y que, de continuar con la insistencia, se iba a cansar de seguirme. Le prevengo de lo inútil de la escolta y sigo dándole conversación, aprovechándome del estado en que me confiesa encontrarse: en busca de algo que convertir en más dinero para seguir metiéndose vino malo y drogas vorazmente corrosivas, de efectos en extremo crueles por lo efímeros e irreversibles.
Así pasa, tras la primera confesión lograda, de un encontronazo físico a un duelo verbal que sé ganado. Eso me hace perder el temor y el nerviosismo, incluso bromeo con sarcasmo acerca del susto que me dió, enrostrándole que no tiene derecho a hacerlo y obligándole de ese modo a que se defienda argumentando con fingido arrepentimiento que no quiso faltarme el respeto y que una mujer como yo no merecía ser tratada así, como me trató. Hasta llega a pedirme disculpas al cabo de haber caminado unos metros más.
Es entonces que le asesto una pregunta intimidante: ahora quiero saber su nombre. Calla por un instante, supongo que víctima de la sorpresa, y retoma por el lado de volver a disculparse, o de bromear endilgándome ser policía, o incluso tratar de coquetear conmigo. Elogia alguna belleza que dice ver en mí, y toma prestada la idea de preguntarme mi nombre, suponiendo en voz alta y con sorna que debido al miedo que le tengo no voy a decírselo. Para demostrarle que ya perdió toda capacidad de generarme temor, se lo lanzo con descaro sabiendo que decírselo era dar por tierra definitivamente con sus amenazas.

-Lourdes, me llamo. Y vos seguís sin querer decirme el tuyo.

Al oír mi nombre no puede evitar dejar ver algo en su rostro, una expresión que no se corresponde con su imagen. Una revelación. Me dice, con gesto sorprendido y bajando el tono de voz, como quien miente, que tiene una hermana que se llama así. No digo nada, pretendo restar importancia a semejante punto a mi favor y simplemente me limito a seguir la conversación. Me pongo en papel de buena consejera y, emulando con astucia el argot con el que se dirigía a mí, le recomiendo dejar esa vida por otra que debería comenzar a buscarse, procurando la inteligencia por sobre todo, como única arma y escudo para salvarse del avasallamiento. Se lo reitero varias veces, sintiendo con pena que no me escucha.
A esta altura, tras varias cuadras caminadas, nos detenemos en una esquina en ademán de despedida. Me siento satisfecha y me causa cierta alegría saberme airosa. Me ofrece, ahora sinceramente, sus disculpas una vez más, vuelve al tono de confesión y necesita hacerme saber de su familia, integrada por seres diferentes, tan diferentes como una madre abogada y unas hermanas de buen pasar, e igualmente faltas de comprensión hacia su circunstancia. Y me ofrece, en su afán de redimirse, llevarme a comer algún día. Le agradezco la invitación pero la rechazo veladamente, bajo la broma de que iba a salirle carísimo pagarme una comida, teniendo en cuenta mi buen y enorme apetito. Me deja entrever, sin saberlo, que en un día alcanza a robar el mismo dinero que a mí me llevaría el trabajo de un mes completo, y se jacta de que con ese dinero orgullosamente me ofrecería acompañarle en una salida, sin importar cuánto llegara a costarle. Me sonrío cuidando de no resultar burlona y vuelvo a esquivar el convite con amabilidad. Le hago saber que volveré a pasar por la plaza, y que espero que nos saludemos. Como despedida final le extiendo la mano. Cambia de brazo la botella de plástico cargada con vino que lleva, se limpia repetidamente la palma en el pantalón y me devuelve el gesto con una mano delgada, refinada y suave. El apretón termina siendo más fuerte de mi lado y mirándome a los ojos decide la última confesión.

-Mirá, loca, yo no soy un pibe, no sé si te diste cuenta...

Claro que me dí cuenta. Al reparar en que yo lo supe, descansa en el secreto compartido, ya no le pesa tanto y me reafirma su atracción hacia mí, me dice que le gusto, que soy una mujer que quisiera tener a su lado para salir de esa vida y que me llevaría a conocer a su familia para que estuvieran orgullosos de que esté con alguien como yo, que me cuidaría, que no permitiría que cosas como la que ella misma me acababa de causar me sucedieran. No puedo corresponderle y nunca podré. Pero quiero todavía saber su nombre.

-Pero no me dijiste cómo te llamás. Yo sí te dije mi nombre.
-Me llamo Lourdes, igual que vos.

viernes, agosto 31, 2007

¿Seremos acaso una plaga despreciable nutrida con basura y manjares, oportunistas, hábiles y dotados seres repulsivos, dañinos, indolentes egoístas portadores de pestes? Para no entregarme, sigo entregándome, hasta que nada quede de mí. Hasta que me devoren.

sábado, agosto 25, 2007

Estaqueado con alfileres.

Diseccionando al Olvido para ver qué tiene adentro. Sacando los tornillos o rompiendo impacientemente los encastres. Forzando la separación de sus elementos. Decantando, lavando el oro del dilema con los tobillos sumergidos en una correntada turbia de desconcierto. Cuál es la sangre del olvido? El desinterés. No se puede contra él sin indignidad.

viernes, agosto 17, 2007

Hazmerreír

Hay una realidad atestada de idiotas. De murallones imprecisos, macizos bloques la delimitan por tramos.
A veces, al amparo de la opulencia de su Reino, saltan intrépidos el muro o sólo se asoman cobardemente para mofarse. Esto no los redime. Sólo puede haber un hazmerreír.

lunes, agosto 13, 2007

Retroactividad V - Serenata incluída.



Pasaron por esa pieza dos días y dos noches enteras. Sólo una vez caminaron hasta San Telmo para respirar nuevo aire, cenar y volver prontamente a desvestirse al abrigo del fuego, fumar, beber vino tinto, sentir la música y disfrutar uno del otro al desnudarse, gozar, besar, dormir, despertar y volver a gozar y a besar y a dormir... todo ante los ojos, explícitamente, como los dos últimos que quedaron al final de una orgía. Fue poca para ser tanta belleza.

Al pie del umbral de la ventana de la pieza del frente de un conventillo de La Boca, en la calle Hernandarias, debería haberse oído, alguna noche de plenilunio, esta serenata a voz y tambor chico de candombe.


Pan de Los Amantes

*

Se ahogará mi serenata
en aguas de la Ribera
mientras, pálida de luna,
una lonja lastimera
repicará en tu techo...
Arroparé madrugadas
en la brasa de tu lecho
sólo pa' verlas morir
un poco más dignamente...
Tan breve me concebiste
que fui sentenciada a ausente
y la humildad de mi glosa
juzgada de felonía
por su incómoda llaneza o
su pretenciosa belleza...

Fin del Pan de Los Amantes...
silencio que enluta con manto invisible.
La Novia del Riachuelo es la de antes...
desnuda, sola, penando serenatas
bajo ventanales de imposibles

**






viernes, agosto 10, 2007

Déjenme en la neutralidad de la ceguera. Esta noche, la luz del sol sí se tapa con un dedo.

sábado, agosto 04, 2007

Tamaño Niño

Una muerte tamaño niño. Un pequeño féretro blanco. Un niño es una proyección, un logro venidero y un triunfo en sí mismo, todo eso se carga en madera y se deposita desgarradora y amorosamente bajo tierra, despidiéndose. Ya no será, ya no sabremos qué será. El amor es un niño.

jueves, agosto 02, 2007

teoría de la evolución

apelo a la furia y cada vez sano más rápido, cada vez duele más, pero dura menos. cada vez me quitan algo más que ni siquiera se llevan. que les aproveche la anécdota. ya olvidé lo bueno. ahora queda la verdad, donde no son nada.

La Chapita

Me atraganto con una tapa de botella, una chapita. En medio de la oscuridad siento con horror que las puntas del borde estrellado se me clavan en la garganta, en lo profundo de la carne de la campanilla. Sólo la luz de la ventana se me figura, muda e inútil desde el lado derecho de la cama.
La chapita, una chapita en mi garganta, dios. Trato de sacarla tosiendo, se incrusta más, desespero. El aire se me acaba, se materializa una línea bajando el límite verde fosforescente. Los ojos abiertos en la negrura buscan salvación para el cuerpo dejándose alumbrar por los números rojos de las 4:37 que amenazan en la oscuridad. Emito un quejido ronco y agudo, no sé si mis manos llegan al cuello pero tengo la sensación de estar intentándolo.

Hasta que empiezo a pensar: -Me dejó otro tipo más, cómo me duele carajo, ya va a pasar, despertate del todo para no volver a soñar lo mismo. El aire llega, la garganta se abre, la chapita vuelve a la mente envasada como recuerdo y duermo otra vez mi sueño, que es un ancho listón oscuro, sedoso y sucio como una alfombra tendida en la calle, que acabaría pisoteada inexorablemente.

sábado, julio 28, 2007

Los Poemas Ocultos

Es jodido el amor. Los primeros veinticinco años de mi vida se los consagré enteros, soñando el Sueño Ajeno e Industrializado del Hombre Que se Cruzaría un Día en mi Camino, en un camino que no sé siquiera si es el mío, que no sé si es un camino...sólo debería tener la suerte de no cruzarme con Los Soñadores del Otro Sueño Ajeno e Industrializado de La Mujer Que se Cruzará un Día en tu Camino, esos monos con ametralladora sueltos en un jardín de infantes para niños ciegos.

domingo, julio 15, 2007

La piel desde adentro.

Me duchaba hace tres mañanas atrás, y me asaltó (desafiante y violentamente como lo hacían aquellas, mis más tiernas y primeras calenturas adolescentes) el ansia de saber cómo se sentirá la piel de Ustedes desde adentro...
La placentera tirantez por la presión de la sangre que bulle y se encauza a ciegas a través de las paredes de las venas hasta esculpir esa erección que afiebra los muslos.
El pecho expandido rasguñando el aire.
La bestial fijación en el otro cuerpo de una mente avasallada por lo imperante de satisfacer el deseo.
El destilado sudor de tosco perfume.
La dotación natural de fortaleza de la carne y los huesos potenciada por la excitación.
La ceguera de la razón que los sumerge entre esas piernas que separan amorosa y desesperadamente buscando perder el sentido cuando en realidad se siente como nunca.
El tiempo interno que pierde la mesura donde se impone la rudeza de la penetración.
El peso del cuerpo que se concentra en el duro ritmo de las caderas.
La garganta enronquecida y seca atravesada por gemidos.
La mirada fija enfrentada a la tibia inmensidad que aguarda el sacrificio de la rendición...
El brotar pleno de la esencia.
El escape de la conciencia.
Agudizadas y refinadas las formas de la percepción para consumar el más animal de los actos.
Más animal que la misma muerte
...conmigo.

martes, julio 10, 2007

Próximamente escribiré sobre la nieve.

martes, julio 03, 2007

Me cansé.

Oíme, vos, que leés esto como un perversito que va a mirar polleritas de colegio privado en los días de ventisca: Dejá tu comentario.

domingo, junio 17, 2007

Eva.

El ruido seco de la mordida, el jugo blanquecino que corre a las comisuras, el perfume que se desprende de la carne del fruto desgarrado, desnudez y ojos se cruzan por vez primera. Había placer y, al hallarlo, buscamos más, debajo incluso de la piel donde escarbaríamos si pudiésemos. Es una víctima ahora, pobre él y su músculo, su garganta, sus sentidos por completo absorbidos por mi voracidad. Que me acusen. Pagará él el placer de todos los culpables.

domingo, junio 03, 2007

Crimen y Castigo

En un breve viaje nocturno en colectivo, decido encontrarme con las primeras palabras de Crimen y Castigo. La poca luz me impide seguir con la lectura y me sirve de excusa para volver a la dedicatoria: releyéndola disfruto; profundamente enternecida observo la caligrafía, la acentuación del trazo, la elección de las palabras que me acercan de regreso al momento de su escritura y a la luz que se posaba entibiando su figura inclinada sobre el libro, a su gesto de niño al esconder tras una mano lo que la otra dejaba para mí en el papel, y a sus besos en todo momento...sus besos, que pecan de esa suavidad que acaba por dar vida al ardor.

Mire Señor mío, estas horas que nos brindamos de cuando en vez, se me hacen tan generosas que no hay puerta cerrada que me quite el goce. Y no se pregunte si alguna vez se cansará...esto que tenemos será siempre aquí y ahora.

¿Me regala este bello ejemplar que tengo entre las manos porque cree que saldré de él mejor de lo que he entrado..? Sépalo, no será el libro, sino Usted, su fe y su interés en mí y en mi pequeña cotidianeidad los que me habrán hecho mejor.

Y aún cuando nos llegue a Usted y a Mí -como dos individualidades-, y a Nosotros -como esos Dos que somos cada tanto-, el momento de convertirnos en mutuo recuerdo y dejar de ser este presente, mi agradecimiento persistirá con el mismo humilde amor que le profeso ahora.
Espero que sepa no asustarse ni mucho menos compadecerse o alejarse de mí ante lo que acabo de decirle. Este es un amor que sabe de quién se enamoró, y sabe cómo enamorarse, que nace del más puro agradecimiento, como única respuesta posible ante tanto que Usted lleva dentro y brinda, ya sea sin darse cuenta, ya sea a plena conciencia.
Ninguna pretensión se esconde tras estas palabras, jamás le diré que lo amo ni buscaré eso de Usted, este amor no es un convencionalismo. Sencilla e inevitablemente, logra abrirse paso para llegar...este amor no vino a cambiar nada, sólo arribó insolente hasta las puntas de mis dedos para presentarle mis respetos en el tipeo de estas palabras un poco trasnochadas.

Siento, ya llegando al final, que me arriesgo a su reacción. Y a la vez lo hago porque confío plenamente en ella.

Lo espero entonces, hasta el Lunes, ansiando hallarlo en este pobre medio que nos deja con ganas de tanto...

lunes, abril 30, 2007

Miguel, al partir.

En Las Acacias, Montevideo, un niño era vecino de una niña.
Jugaban a los autitos, trepaban el sauce llorón de la vereda, corrían en sus bicicletas por el asfalto recién alisado...él la llamaba a la hora de la siesta invocando su nombre con un sonido cantarín y gutural, y ella respondía saliendo contenta, siempre con algún bello y sencillo vestido que su madre cosía.
Algunas polaroid descoloridas los muestran muy unidos, juntos, de pie, con los brazos a los lados del cuerpo, sonrientes y entrecerrando los ojos ante el resplandor solar, con el barrio pobre y amplio de fondo.
Una vez, él le mostró una lechuza enjaulada que daba una vuelta completa de la cabeza sobre el eje de su cuello. Ella se asombró en principio, y se echó a llorar luego, creyendo que a la pobre ave le debería doler...el encierro en la jaula, claro está. Entonces, en honor de ella, él se ganó una paliza de su hermano mayor soltando esa misma medianoche a la lechuza, para que no volara a ciegas el pobre animal.
Y la pobreza, que se hacía amplia en el barrio y en el Paisito, empujó a la niña y a su familia a cruzar el río por sobre los puentes, tratando de ganarle la carrera a las carencias.
Así fue que ambos, cada uno de su lado del río, aprendieron prontamente a escribir y se hacían llegar algunas cartas de letra enorme y prolija a fuerza de su lentitud y de la atenta mirada de sus madres que colaboraban en la redacción.
Pero las oficinas de correos no fueron hechas para funcionar, así que muchas cartas y postales de cumpleaños se perdieron quién sabe dónde, al igual que el interés de ambos en enviarlas, fruto del advenimiento de la adolescencia y del crecimiento de las inseguridades y la timidez.
Se ve que él no halló a nadie más que atendiera su llamado. Así que resolvió abandonar su vida en una última carta que no necesitaría del correo, dirigida a sus más queridos, justificando su partida en la incomprensión ajena, el aislamiento que le producía no oír como todos oyen y no haber hallado a nadie que supiera escuchar sus palabras, que no sonaban como las de todos, a pesar de cargar los mismos significados.
Ella lo supo un día, del otro lado del río. No lloró. Pero cuando llora de soledad, se pregunta si él no habrá sabido esperarla. Y la única manera de comprobarlo que tiene es seguir viviendo, para que, al llegar al final de sus días, pueda saber si era él quien debía acompañarla y no tuvo la paciencia suficiente; o bien dejar la existencia sabiendo que la vida le deparaba otro amor, que no sería el de Miguelito (que ya era Miguel, al partir).

domingo, abril 29, 2007

Creo que fue culpa de Nick Drake


Escuchando a Nick Drake decidí enviarle estas palabras. Tomé la decisión (sin ninguna firmeza, por cierto) de que no nos veamos ni hablemos más. Creo que éste es el momento apropiado, antes de caer tristemente en la cuenta de que algo está marchitándose, como todas las flores que uno comete el error de cortar pretendiendo adueñarse de su belleza por unos días...sepa disculpar lo facilista de mi metáfora.

No hay mucho que decir, en realidad. Sólo cosas tales como que es una pena que no nos hayamos conocido en otro estado civil suyo, pues ahora hallo con justeza a ese tiempo transcurrido tan irreversible como la muerte misma. Y ahora sé bien qué es la muerte, desde que mi padre me falta.
Usted sabe que busco un amor. Un amor hermoso, que me colme y no me deje en paz, que se me meta por los ojos y los poros, que se me imponga y me derrote, que me doblegue, dulce e implacablemente.
Así que seguiré buscando.
Usted ya tiene un amor, y seguramente no recuerde cómo era no tenerlo, pero yo vivo esa falta todos mis días, y la estoy sufriendo en demasía.

Mientras escribo me voy arrepintiendo, pienso en nuestros pendientes, en las fotografías suyas que había imaginado, en Crimen y Castigo, en todo lo que le pedí que me enseñara y quedará trunco, en todas las palabras que le hubiese obsequiado inspiradas por su recuerdo, en putearnos frente a frente en la popular de algún Boca-River, en todas las sábanas de hotel que hubiéramos desarreglado, en que me hubiese gustado que me viera cantar creyéndome murguista en la gloria del Teatro de Verano Montevideano, en que nunca le leí el capítulo siete de Rayuela, en los dulces que le pedí descaradamente que me regale, en que a nadie le parecerán tan interesantes mis historias como a Ud...

Había considerado primeramente la posibilidad de esperar la llegada de ese momento de la decepción que Ud tanto recalcaba, pero prefiero emular una de sus retiradas gloriosas, que nadie nota jamás, que nadie recuerda, que nadie aplaude.
Y me despido de Usted y de sus oscuros y profundos ojos, de la varonil vibración de su voz, de su cuerpo en mi abrazo, de lo bueno y lo malo que Usted es.
Así que añado un nuevo y último capítulo para que relate a sus amigos, que tampoco conoceré jamás, aunque Buenos Aires es tan pequeña cuando se le antoja...
Le dejo mis besos, Usted los conoce. Me quedo con los suyos, todos los que quiso darme.

sábado, abril 28, 2007

sinsolucióndecontinuidad

la casa es un desastre, al gato se le antojó dormir en la mesada de la cocina y deja pelos que se pegan por todas partes, todo queda donde cae, me tendría que bañar, todos salieron, todos tienen algo que hacer, todos tienen a alguien, sólo yo estoy sola, mamá regresa mañana, no tengo tiempo de limpiar porque lo malgasté, tengo que escribir algo genial que convenza de mi talento al editor de una revista de minas en pelotas con notas sobre automóviles último modelo e imbéciles sugerencias para que tu novia te la quiera chupar sin asco o para que acceda a acostarse con otra para hacerte feliz por tres minutos que es el tiempo que durará tu erección estúpida antes de irte en seco al ver dos mujeres lamiéndose, los dibujitos animados para adultos de las tres de la mañana esta noche dejaron de ser inteligentes, los llamados a los amigos no consuelan, el dinero es siempre ajeno, la salvación es marca registrada de los otros, los cigarrillos se fuman mis canciones de murga, ese dolor siempre ahí clavándose bajo mi teta izquierda, cualquiera es más hermosa más inteligente y más afortunada, la envidia me hace odiarme, nadie se enamora de mí, empecé a usar la palabra cojer, no saludo a mi familia desde hace cuatro días, el cuerpo me traiciona, el cenicero se llenó en dos horas, debo dinero, debo tanto, soy tan cobarde, aquel que creí un gran amor jamás volvió a llamar, aquel que creí muerto me mataría a golpes, aquel que es mi amor quizás esté muerto o esté viviendo equivocado, aquel que me ama no debe existir y por supuesto todos optan por existir, aquel que me sabe ver es en realidad un ciego más, se me acusa de inexpresión, se me desea con ardor, hay uno que coje pensando en mí, pretendo recuperar el tiempo regalado a los desagradecidos, tacharía con gusto las mañanas del reloj, soy una decepción y mi gran esperanza, jamás comprenderé que mi padre muerto no volverá y recuerdo con tanto amor la vez que casi nos agarramos a trompadas, mi única amiga fue golpeada brutalmente y perdonó, fracaso en cualquier intento de planificar, me comporto como un animal herido y acorralado, soy la novia del riachuelo, soy el amor más enorme que se pueda recibir, quisiera ser musa, deseo causar dolor para ser recordada con amor, me desespera lo efímero de todos los instantes precisos, nunca aprendí a atrapar la luz, cualquier mundo empequeñece al conocerlo, se nace en la desnudez y en la primera anarquía, mi hijo muerto me salvó de su padre, ya no me asusto de mí, aquí no cabe mi vida.

martes, abril 24, 2007

Retroactividad IV

Lo encontré despeinado, en un cuarto prolijo aunque sencillo, la cara de dormido de rigor.
Me vió con asombro, se ve que le gusté. No era época de mail ni chat en mi vida, ni en la de él, así que hubo que confiar sólo en las descripciones, pero habíamos sido sinceros.
Me invitó un cigarrillo para desayunar...y yo no sabía fumar. Así que tiraba el humo para que él riera...
No recuerdo cómo llegamos a besarnos, pero sé que no quise terminar en la cama, y se ofendió. Era muy tarde ya, mi llegada fue al amanecer, y cerca de mediodía me estaba echando a la calle, indignado por mi negativa. Mi decisión era firme, iba a esperar un poco más, quería verlo de nuevo, salir a alguna parte, no ir y cojer como si fuese de entrega a domicilio. Así que me acompañó a la parada, en la vereda de enfrente, y el colectivo no llegaba...no llegaba...
No recuerdo tampoco de qué hablabamos, la situación era tensa, él estaba encaprichado, y yo más.
Pero en un momento empecé a verlo lindo, a pesar de que le había errado feo con la ropa, y le dije una sola palabra que quedó acuñada en nuestra historia:

-Reconsideramos???-

sábado, abril 21, 2007

Retroactividad III


Salí hacia la madrugada dejando un cartelito que mentía por mí sobre la mesa: -Fui al hospital a sacar turno, un beso- Y estuve de pronto en la calle, luego en el asiento del colectivo mirando por la ventanilla, después caminando bajo el alba azulada, filosa y fría, buscando la dirección del balcón ése que hasta entonces imaginaba; todo con la misma deliciosa aceleración que me marcaba el tiempo en las venas desde que cerré con llave, muy despacio, hasta que toqué timbre y pregunté por Hernán.
Y resulta que Hernán dormía, recién bañado, convencido de que ya no llegaría ésa que buscaba solamente ver qué - se - siente - engañando - a - un - novio...
Muy equivocado estaba, por cierto.

martes, abril 17, 2007

Retroactividad II


Los Redondos, nexo principal entre estos dos que con ansia nos imaginábamos...en las charlas telefónicas se oía de fondo al Indio Solari rezando su látigo durante esas noches. También el 182, que paseaba el ruido del motor por la esquina de mi casa y, cuarenta minutos después, por la puerta de la suya.
Morocho, de pelo largo y enrulado, metro ochenta, de barba...se describió. Arrastraba lo vivido en la voz, un poco enronquecida y firme.
Y seguía yendo a sentarme en casa de mi novio; a hablar con su madre de sus enfermedades, de sus otros familiares, de su ex esposo que vivía en el cuarto de arriba que alguna vez habían compartido, y que sólo salía de ahí para comer hamburguesas a la plancha, todos los días una caja de cuatro, todos los días la plancha sucia, la grasa que se montaba a la grasa; el mate dulce, frío y lavado que sebaba esa mujer tan fuerte, tan oprimida y tan desgraciada; los dos perros envejecidos y gordos que jamás aprendieron quién era yo, y me ladraban furiosos al verme llegar; los pelos en la comida, (cada vez que comía en esa casa mi plato tenía algún pelo)...y los Viernes de sexo entre los dos novatos que éramos mi novio y yo, donde gemía, exagerada, como en esas películas que nunca había visto (era claro que todos en la casa me habrían oído alguna vez, preferí no reconocerlo jamás), esas noches de Viernes donde él me decía Te Amo al acabar dentro del riguroso preservativo de la misma rigurosa marca comprado en el mismo riguroso hipermercado en caja de doce...esos Viernes donde yo esperaba que él se durmiera, para masturbarme cruzando fuertemente las piernas y sin usar las manos, mientras miraba, como una virgen lasciva y traidora, las rayitas que codifican la imagen de Venus, para adivinar esas películas que nunca había visto.

lunes, abril 16, 2007

Retroactividad I



Sórdida atmósfera...marcar, escuchar, grabar.Voces tras otras voces se presentaban, una fila de mensajes de contestador automático.
Gimientes, melancólicos, misteriosos, desesperados, infieles.
Marcando 1, envíe un mensaje, marcando 2 pida una conversación en vivo, marcando 3, bloquee al usuario, con el 4...
Algo destacó a aquella voz. Cierta belleza, sí. No recuerdo qué decía mi mensaje, ni el suyo.
Pero las conversaciones se llevaban las noches enteras y amanecían para sorprendernos, uno imaginando al otro.
Y mi novio dormía y amanecía como todo el mundo, en silencio.






Dos


Somos dos, de vez en cuando. Se abren cierres, se desatan cordones, botones escapan de su ojal...así las palabras dichas se concretan, como ver el agua congelarse.
Nos volvemos dos, lentamente, entibiando la piel con el aliento que atraviesa los labios, alimentando el pulso del músculo con más deseo del que alcanza a albergar el cuerpo.
Sonreímos donde todos prefieren devorarse, hermosos y solos.