Lectores
Y resulta que ahora tengo lectores. Ojos maliciosos que apenas unen una letra a la otra; el resto lo pegan con el engrudo maloliente de la ignorancia, con plastas de morbo y malintención, con la soberbia del necio.
Yo sólo sigo aquí. Y todavía no me vieron. Soy casi más evidente que ese dios al que sobornan.
Yo sólo sigo aquí. Y todavía no me vieron. Soy casi más evidente que ese dios al que sobornan.